miércoles, 10 de junio de 2020

Una gran oportunidad para cambiar.


Una gran oportunidad que tenemos los argentinos en este año cruel, sorpresivo, que nos ató las manos pero jamás podrá ceñir nuestras mentes y lo digo convencida que este compás de espera, no sea juzgado como sólo fugaz, agraviante, indecoroso y encima perdido.
Por eso creo firmemente que es la gran oportunidad de pensar en el porvenir de todos y cada uno de nosotros y como un acto de arrojo, ni pequeño, ni incierto, sino con todo el decoro, las luminarias y la música del alma, como una caricia que avive nuestro pensamiento.
Esto no se puede llevar a cabo, sin evocar al genio del pasado, el de ayer, el de antes, desde los albores de nuestra Nación. Porque si recorremos los tiempos como quien desentierra las raíces fibrosas extendidas como tentáculos que hay que seguir trabajosamente, si es que queremos deshilar fríamente nuestra historia, sin la visión enceguecida y traicionera que te cambia la realidad con su tinte de pasión.
Queremos repasar los hechos transcurridos entre nosotros desde los albores de la historia, evocando aquellos legendarios criollos, los argentinos nacientes y todos las generaciones hasta el presente, que no se nos nublen los ojos con los fárragos del desencuentro que enciende el fanatismo, al que somos tan proclive.
Ha llegado la hora, esta es nuestra única oportunidad, de disponernos a esta cruzada reflexiva y analizar fríamente los avances y retrocesos de nuestro país en estos doscientos diez años de vida con gobierno propio, aún antes de nuestra independencia.
Y para predisponernos analicemos brevemente el fragmento  que cantamos del Himno Nacional Argentino, un verdadero himno, no una marcha patriótica, recortando sus magníficas expresiones: “Al gran Pueblo Argentino Salud”. Analicemos, en realidad somos eso, nos creemos eso, o es una metáfora cuyo sentido se deshilachó en el tiempo.  Vayamos a otro fragmento: “coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir”.  En realidad sin gloria preferimos morir? O nos da igual.
Si nosotros enseñáramos a nuestros hijos lo que significa cantar nuestro himno, lo que  sentimos en nuestro interior cuando desgranamos sus versos que honramos con la vida y nuestros ideales, que hoy es el estudio, el trabajo, el hogar, los padres y los hijos y ayer fue la lucha, el arrojo, el sacrificio de la vida y también la muerte en los campos de batallas.
No les parece que todo tendría sentido, que entonaríamos el Himno Nacional con orgullo y placer, en todo lugar y espacio porque cantar el Himno es ponerse la escarapela en el corazón, es desgranar con cadencia cada palabra, saborearla, sentirla y no un recitado vacuo, convite obligado de la celebración.

1 comentario:

  1. Felicitaciones querida Glady...! Me gusta mucho lo que has escrito y coincido totalmente. Beso grande. Dolly.

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